En la cumbre de tu ausencia,
el luto parese matar cada simiento de proyecto.
Eran nuestros.
Los hijos.
El cuerpo.
Las manos.
Las bocas.
Las canciones.
Las poesias.
Los libros.
Las platas...
No quiero compartir con mi reflejo
mis encias de amarte fielmente,
como nunca lo hice.
Sí, lo se el rock and roll no venia solo,
pero tampoco acompañado.
No puedo desprenderme de aquel,
de aquel muchacho que hice renacer,
y que de mi sentir despertó su amor.
No soy ninguna estúpida, pero fue amor,
que solo podría morir con el calor de la hierba
o las frijides de alguna mujer...
Hoy me ciento en tu reproche de mi frialdad(de algún día)
y segrego el calor que me das (diste)
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