Lo tuve todo, pero pude decidir no perderlo, pero naturalmente decidí dejarlo fluir inevitablemente hacia el borde del abismo. Hasta dejarlo caer.
Dejarlo caer luego de adentrarse por mis venas y despertar sensaciones estancadas por mi cerebro ya casi poco razonable.
Y esta vez yo le di todo y se lo quite en un segundo, como si yo fuera ya la dueña de eso.
Y miro el destello en mi mano, miro hacia mi camino y no hay nadie quien se cruce.
Miro la otra, llaves. ¿Cuántas? Tres ¿Para que?
No se, parece que camino como si supiera, pero no se hasta que vea la cerradura.
Ojala pudiera caminar con seguridad sin la sensación de se me cayo todo... y las sigo dejando caer.
Camino con ligereza pero con esa misma ligereza es como se caen.
Siento como cuelgan de mí antes de caer.
Algunas son pesadas, otras no tanto pero caen con gran contundencia.
Ojala no las sintiera caer, y no darme cuenta de sus ausencias.
Pero poco a poco me quedo sin ellas y me voy desintegrando.Isinerando.
Pero hay un porque en mi vacio actuar, y es que no se como actuar en el afán del danzar y amar.
No esta dando resultado...
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