Con la poca noche fresca, tan fresca que se filtraba por las comisuras de mi cuerpo, RECORDÉ.
Recordé la divinidad de tus manos rasgando las cuerdas, acariciando bellas melodías sintonizadas a una noche que recién acababa, el florecer del sol. El argumento de la vulcanidad.
Fantaciosa ceremonia de cuerpos enervecidos por la noche, fiesta de colores y magnetismos, volatilidad de miradas tratando de seguirse, imposible, había tanto porque mirar.
Ensueño de profundo atardecer. Atardecer a tu lado.
Desvelos de excitación.
Estragos aromáticamente, placenteramente exhaustivos.
PLACER, PLACER, PLACER.
Goce posiblemente producido por el desnudamiento plenamente superficial de tres cuerpos en frenesí.
El desfallecer de la razón y el nacimiento de la espontaneidad.
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