Existe un campo inmenso en el que
se pasea el indecente sin harapos que le pesen.
Un instante que sumerge niñas a sus tan deseadas horas de querer ser mujerzuelas
siempre ahogando y ultrajando a quien goza de ello.
Libera desenfrenadamente la gran loba del artista,
hasta que ciega de exitada, la oscuridad
deja que beba de su almizcle enrarecido.
Una gran madre de exquisito gusto a los contemplativos.
Sublime escenario cavernario permisivo.
Escondite atiborrado de imbesiles que lo encuentran
y unas vez cayendo preguntan por que saltaron.
Escenario de ternuras indecibles, de violetas
manto impermeable bajo el que los frios ojos del solitario
hacen babear labios chorreantes, lujuriosos, carnosas sanguijuelas en frenesi
de mujeres con arrugas, sin tabues, con amor.
Hogar de los no hogares, de los ensueños que cortan gargantas.
Unica e indivisible institucion del herrante.
Hija floral de la belleza opaca y profunda.
Te elijo.
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