16 nov 2010

Prejuicio al Juicio



Ju-I-Cit?
Así es…
Todo complejo, el tiempo pasa y los “viejos” son los más complicados.
Como soy de “manipuladora” para la gente. “Doy vuelta la tortilla”.
¿Y para qué lo hago? ¿Para que me digan hipócrita?
mmm…
Ya no sé quién soy, no sé cómo actúo, no sé a quién perdono, por qué lo hago y para qué.
Fundamentalmente, me doy cuenta que entendí el juego, ¡y lo estoy jugando!
2. Las reglas del juego son complicadas para la gente
3. Toda la vida creí que el juego era como decían, “la competencia” y no el resultado.
O sea, que hoy aprendí a:
Poner todas las fichas en todos los números, porque cuando “elegía” para ganar, siempre perdía, y a mi ego le dolía.
Ahora es diferente, porque ya no tengo miedo a ganar, y no creo en la pérdida.
Entonces, pongo mis fichas en todos los números, y que gane el que gane y que pierda el que pierda. Yo solo voy a ser una espectadora más de este circo, o tal vez una payasa más.
Si puedo reir y hacer reir al que “pierde”, más feliz sería el mundo. Y si puedo reirme con el ganador de que algún día perderá lo que ganó, lo haré para hacer más feliz al mundo.
Si puedo amar a todas las criaturas de este mundo, ¡sería feliz! Y no me importarían más las palabras que hieren mi ego.




Manipuladora
Egoísta º
Prejuiciosa
Entrometida
Posesiva .....................Palabras que aniquilan al ego
Mala
Hipócrita
Masoquista
Miserable
Distante
Santa (con tono de ironía,
¿es malo para el ego?)



º Hay tres personas que repetidamente me han dicho todo esto y ni al ego más grande del mundo han logrado dejar que las ame.

Observaciones: Sólo a una le dije “te odio” con una sonrisa en mis dientes tratando de polarizar el sentimiento, y al no saber mentir, la persona sonriente, respondió “te quiero”.

Así se encuadra la gente. Ese molde no es mío, pero así de la misma forma, que el vestido con cuello grande me siento ante la gente en una posición ridícula en algún sentir pasada.
Ya me saqué la ropa, ya estoy desnuda ante el mundo.
Para qué mentir, si no hay nada que ocultar.
Para qué callar, si no hay nada que guardar.
¿Poner misterio para atraer a la gente, para “ganar”?


Uff…
¡¡Ya basta!!
Ya no retengo.
Ya no guardo.
Yo no pierdo.
Ya nada me pertenece.
Me equivoco y me justifico
porque sabemos que somos humanos.
Amo porque es lo que me hace feliz.

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