Verano, El Bolson
Mis oidos se agudizan y huelo a carne podrida.
Salen toxinas de mis axilas y huelo a carne podrida.
Ya no más olor a cebolla , solo olor a carne podrida.
De mi boca no salen palabras solo aliento en mal estado y como llegar a aquel estado, el samadhi, oliendo a carne podrida.
Aunque sé que ahí terminamos, siendo carne podrida. También sé que mi espíritu carece de sentidos. Él no sabe que es la dualidad, no sabe que es oler mal y así cuando contemplo el presente. Siendo y no sintiendo. Recien ahí... sin pensar... supe que es inutil ese lamentar el del pudrirse y nada más. Porque es un hecho simple y natural.
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