le digo dedicadamente, hoy no respondo sino a mis ansias en alas de vuelo largo, cerrando y abriendo párpados voy abanicando paisajes fugitivos.
Hoy no quiero saber del mañana, esa vieja noticia, cuando esté tendido mirando el techo recordando estas líneas en donde todo comienza y pienso que el principio y el fin se tocan en sus extremos sensibles, la raíz que se hizo rama y cambió la tierra por el aire y detrás de su corteza, en su interior ardía en llamas cuando no había una sola gota de palabra.
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levanto la cabeza de la mesa. Nos hemos jugado la vida en una mano que no valía la pena. Dicen que perdiendo uno aprende, y recordando se recupera lo perdido y no hay quien te quite lo bailado.
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girando alrededor, dando vueltas, buscando a ese hombre que te explique por qué ese cerco hacia el mundo, esa torre de hiedras, un patio solitario, magnánimo, del cual nada se quiere saber
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Mi corazón no tiene rumbo. Es el órgano más contradictorio. Que si, que no, que si, que no, su bombeo lleva la sangre al cerebro y produce la idea, que si, que no, la idea propasa al ser y estalla en emoción exteriorizada, que si, que no, mis ojos, entregados al mundo, ya no míos sino de lo que ven, que si, que no, que mi corazón no se decide a dejar de latir.
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Mi corazón no es tonto, ni ciego, ni mudo, ni manco, mira, habla y cada tanto tira una trompada en respuesta a tanto agravio sentimental. Mi corazón ha jurado amar por los mil veranos, pero nadie le dijo que se haga cristal y se congele en tanto duren sus mil inviernos.
mi corazón, una cavernba de montañas perdidas donde habitaron las presas de las amazonas y petrificaron su alma en uno de los muros que se hubo abierto hacia otros mundos; plagada de estalagtitas y estalagmitas de sal, sopladas por un favorable y eventual viento de las cumbres, produce una vieja melodía de caja musical que nunca deja de sonar.
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