9 may 2007

Unomismo


Sin ir más lejos, uno se encuentra a sí mismo en el exacto lugar donde se había dejado (por descuido o abandono, dos estados típicos de la pérdida de unomismo en el profundo bosque de unomismo). Y al hallarse en el exacto lugar donde se había dejado, se verá que hay unomismo y otro mismo que se parece a unomismo pero no lo es. O sí lo es. En definitiva, digamos que unomismo y otro mismo tienen el mismo apellido y son de la misma familia. Estos dos se encuentran, se reconocen, y en seguida, se apartan extrañados, los dos, mismo gesto (cosa de familia). Pero en el fondo unomismo no puede ignorar que está frente a sí mismo, o sea, frente a unomismo, frente a sí. Así, sólo podrá salir del peligroso círculo de fuego en el que puede llegar a caer en cualquier momento, reconociendo que ese otro mismo no es sino parte de uno, parte pasado, posible parte futura, si se cae al círculo en llamas. A sí, uno mismo logra resolver el acertijo del espejo no sin dificultad y no sin, como siempre, perder el tiempo.

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