Y acariciando seis cuerdas de colores metálicos, parecías hacerlas brillar más que a mi, como nunca harías pulir mis notas. Arrebatando cielos.
Endulzándola sutilmente, ¡con la sutileza que falta!
Valorizando inalcanzablemente cada cueva voluptuosa con firmeza.
Inalcanzables poesías soneticas pentagramadas suelen escaparse. Como el viento electrizante. Electro rustico ¡en jardines cuasidelicos enervesentes!
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