13 nov 2007

Paisaje en un sueño

El cielo de mi sueño era azul dorado. Tres rayos luminosos cayendo desde el sol lo partían, y al chocar con las nubes, torcían su rumbo y se hacían infinitos, invisibles.
Veía en este paisaje pinceladas recién dadas, la pintura aún fresca, los surcos de las cerdas, las franjas de color, las líneas, las manchas; veía el preciso momento en que ese paisaje se iba modificando con el paso del pincel cargado de grises y naranjas de la paleta del Gran Pintor, que lo observa todo desde su contemplación.

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